Se calcula que este 2021 también se tendrá que recurrir a préstamos internacionales.

Es un hecho que Ecuador no puede vivir sin esa necesidad constante de endeudamiento. Con un bajo precio del barril de petróleo y una recaudación de impuestos que no alcanza para sostener el presupuesto, el país requirió de más desembolsos de organismos multilaterales.  En 2020, debido a la crisis económica por la pandemia, el país recibió 7.190 millones de dólares en préstamos.

De esa cantidad, más de la mitad corresponden al Fondo Monetario Internacional (FMI), institución que desembolsó más 4,640 millones. «Entonces estamos hablando de un año en el cual, si bien el Ecuador se endeudó mucho, lo hizo en mejores condiciones de o que lo había hecho en años anteriores», explicó José Hidalgo, Corporación de Estudios para el Desarrollo. «Esto ha significado, creo yo, una ayuda enorme para que la crisis económica no tenga una profundidad mayor, sino también ayudar a sostener la dolarización en un contexto tan difícil como lo fue la pandemia», agregó Hidalgo. El banco mundial y el banco interamericano de desarrollo también le prestaron recursos al país durante los meses más críticos de la propagación de la pandemia. 

El panorama para este año no será muy distinto, pues las necesidades de financiamiento o créditos para el estado ecuatoriano son de aproximadamente 8 mil millones de dólares.  «Pero yo creo que si el próximo gobierno continúa con la tarea de ajuste fiscal, que ha iniciado este gobierno, es posible que esa brecha de financiamiento sea menor.

Esto dependerá en buena parte de que los ingresos fiscales se recuperen, no solo los tributarios, sino también los petroleros», indicó Hidalgo. Si este año no aumenta la inversión extranjera directa que inyecte más dólares a la economía, el país seguirá en el círculo vicioso del constante endeudamiento.  La deuda pública del Ecuador cerró el 2020 sobrepasando el 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, la cifra más alta de los últimos años.